A mí lo que es yo me desilusiona Conde. Si las alas están rotas las alas están, y dejan unos muñones de lo más significativos. Ya está viejo usted como para andar negando sus alas, déjese de joder con la histeria masculina que queda maaaaaaaaal.
Lavender, ante todo un honor su visita. Pero leyó mal. Donde dice:"...que mis alas ya no están. Rotas." usted leyó: "...que mis alas ya no están. Rotas." y en realidad debió leer: "...que mis alas ya no están rotas."
Parece que la gente no sabe leer en verso, joder, que lío se hicieron con las alas recuperadas. Eso sí, cada vez que entro y releo el poema, me chirría el error en los tiempos verbales; y no me queda claro si es a propósito, o si es cosa del otro lada del charco.
Horacio, me remito a la aclaración que le hice a Miss Lavender y a lo dicho acertadamente por Ruth. Gracias igual y un abrazo.
Demy, es que adoro dormir sobre los laureles.
Ruth, gracias, gracias y gracias por entender. Lo de los tiempos verbales es así. Así me suena. Tómelo como licencia poética, si quiere. No creo que el charco tenga nada que ver. Besos.
Me ilusiona.
ResponderEliminarEra la idea.
ResponderEliminarLas palabras exactas.
ResponderEliminarComo siempre, un gusto leerlo.
(ahora que vuela, me orienta la antena del techo? veo fantasmas en la tele...)
Su tele no tiene fantasmas... es roña. Pruebe limpiar la pantalla.
ResponderEliminarY gracias. También son un gusto los comentarios.
Muy bueno, querido V.Onoff. Siempre ese sarcasmito (¿?) dando vuelta por sus letras. Me gusta.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, Sol.
ResponderEliminarUn gusto que le guste.
Conde, su espalda es un lugar muy cálido sobre el que una querría morir de vez en cuando con la suavidad de unas cuantas plumas de seda.
ResponderEliminarOh, considérese invitada.
ResponderEliminarLas plumas corren por mi cuenta.
Su muerte...
también.
A mí lo que es yo me desilusiona Conde. Si las alas están rotas las alas están, y dejan unos muñones de lo más significativos.
ResponderEliminarYa está viejo usted como para andar negando sus alas, déjese de joder con la histeria masculina que queda maaaaaaaaal.
Hoy no necesito mentir....
ResponderEliminarPero necesito qué alguien aje mis alas.
No tengo alas´
Tus letras me han acariciado.
Lavender, ante todo un honor su visita.
ResponderEliminarPero leyó mal. Donde dice:"...que mis alas ya no están. Rotas." usted leyó: "...que mis alas ya no están. Rotas." y en realidad debió leer: "...que mis alas ya no están rotas."
O sea...
Gracias, Anónimo.
ResponderEliminarSiempre es un placer.
V. Onoff me has dejado con ganas de que siga lo que has escrito. Os felicito. Un abrazo y os vemos !
ResponderEliminarsimplemente triste...:-(
ResponderEliminarJörgen... lo que he escrito sigue, siempre sigue. Sólo hay que esperar y saber leer.
ResponderEliminarOtro abrazo y gracias por pasar.
Muchita, gracias por su visita.
ResponderEliminarY sí, puede ser que el miedo sea triste.
Si algún día siento miedo de algo, le cuento.
Conde Onoff:
ResponderEliminarHacen muchos soles que debí hacer lo que hoy, dedicarle tiempo extenso a sus letras. Usted merece ser Duque.
Muchas gracias.
Volveré y seré... uno más.
Saludos.-
Gracias, IT.
ResponderEliminarCada sol es un nuevo sol. Y si el de hoy le trajo hasta aquí, bienvenido sea.
Vuelva y sea Ud., nomás, que con eso basta y sobra.
No debes temer, si continúa acariciándote es que no le importa que no tengas alas.
ResponderEliminarAbrazo
Conde, porqué no se deja de joder con los comentarios y postea algo?
ResponderEliminarParece que la gente no sabe leer en verso, joder, que lío se hicieron con las alas recuperadas.
ResponderEliminarEso sí, cada vez que entro y releo el poema, me chirría el error en los tiempos verbales; y no me queda claro si es a propósito, o si es cosa del otro lada del charco.
Besos, Conde.
Ruth
Horacio, me remito a la aclaración que le hice a Miss Lavender y a lo dicho acertadamente por Ruth.
ResponderEliminarGracias igual y un abrazo.
Demy, es que adoro dormir sobre los laureles.
Ruth, gracias, gracias y gracias por entender. Lo de los tiempos verbales es así. Así me suena. Tómelo como licencia poética, si quiere. No creo que el charco tenga nada que ver. Besos.
Conde, siempre que pongo a secar laureles se acuesta sobre los mismos con una sonrisa, y eso que le expliqué la metáfora varias veces eh.
ResponderEliminarEh...
ResponderEliminarEhhh...
Ejem, mi memoria, ¿vio?... ¿no me la explica de nuevo?
Hola sí qué tal?
ResponderEliminarFalta mucho?
Me cierra el lavadero vio?
...me pide que le mienta piadosamente? NO sé como se hace.
ResponderEliminarAhora bien, si quiere la verdad, desprovista, descarnada... podría volver a visitarle.
Un abrazo,
A.
Andrea... supongamos que le pida la verdad...
ResponderEliminar¿Usted la tiene?
Conde... dónde se esconde?
ResponderEliminarRuth
Ruth, no estoy escondido.
ResponderEliminarSólo miro desde lejos...
Que lo note, que lo note
ResponderEliminarOscuro, ¿Ud. es de los que se pasaron la vida esperando que el Coyote atrapara al Correcaminos?
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