sábado, 2 de mayo de 2009

Leche hirviendo


Aprendí mi primer oficio a la edad de un mes y medio.

La calidad de lo circundante no me dejaba pliegos frontales libres ni llanezas excavadas por necesitar. Los Otros, esos Otros siempre ahí, anclados en sus libros y sus bibliotecas, querían verme en mi pasado de siempre, necesitando, pero no observando ni cuestionando en herramienta alguna.

Mi primer oficio fue el último de una larga serie de llantos, más cercanos a la llamada Cortina de las Impresiones que a lo que un mes y medio suele demostrar. Mamá solía acostar a sus hermanos en camas separadas, creyendo que la noche no alcanzaba para soñar deseo alguno, pero cualquiera despierta de noche con los oídos abiertos y la institución de la Cortina de las Impresiones legaba salvoconductos hacia el entender temprano. Despertaba por las mañanas sin haber dormido nunca, sabiendo que los sueños eran lo más real de todo mi oficio. Mamá lloraba junto a la cocina mientras sus hermanos desfilaban por el baño sin saberse ni limpios ni enteros. Desde mis ojos recitaba las lágrimas de mi mamá con un sentimiento ligado a la bioquímica del llanto, la angustia quedaba fuera de nuestra relación por esa época. Lo peor de cada hora de cada día para ella era que la acercaba a su noche. No le importaba no dormir, pero sí no poder soñar. Mes tras mes, sus ojos me preguntaban por cada noche y por cada sueño, por cada hacer de mi oficio. A lo último casi suplicaba mientras sus hermanos perdían de a poco la clarividencia de cuánto un velo puede llevar adelante una casa y a sus personas. El deseo desarma velos. Y yo sólo trabajaba de noche. De día, el pecho de mi mamá y su leche me iban enseñando a armar el sueño final para ella. Algún día finalmente soñaría, pero despertar, no sé. Y refinando cada noche la calidad de los actos en los hermanos, la Cortina de las Impresiones en una temperatura cercana a la del sol, volviendo día la oscuridad y pesadilla los sentidos de mamá. La mañana y los hermanos desfilando por el baño y mamá llorando en la cocina mientras su pecho me enseña a preparar su sueño.

Pero ni los Otros ni la Cortina supieron decirme que aquella mañana posterior al sueño de mamá, su primero, su único, un fruto de mi oficio esta vez para ella, haría eso de incendiar toda esa casa, ya sin velos desde hacía tiempo. El único hermano que salió de ella me sacó fuera y ambos miramos largo rato esa alquimia de madera ardiendo y gritos junto a un hermoso juego de luces, en un amanecer encendido de azules. La bioquímica del llanto y la angustia ausente me llevaron a mirar a mamá quemándose despacio y por última vez, tumbada en la puerta de entrada, y desde mi cochecito sólo pude pensar en leche hirviendo. Aprendí, de mi primer oficio, que volverse experto en él era también necesitar abandonarlo.

Hoy, que estoy tan cerca de los Otros y de sus libros, pienso en el único hermano y en mi segundo oficio, mientras observo aquellos bellísimos ejemplares en los estantes de la biblioteca.

Pienso también en los sueños de mi infancia.

Que ya no lo son.

10 comentarios:

  1. Por eso es imprescindible soñar despierto.

    Besos y cenizas

    ResponderEliminar
  2. No hago otra cosa desde que nací, querida Hermana. De eso estoy seguro, lo que nunca supe muy bien es si alguna vez accedí al estatus de "despierto"... muchas veces siento que a esa palabra le sobra la "p".

    ResponderEliminar
  3. Soñar no sueño vivo la realidad de mis deseos
    besos con vesos van

    ResponderEliminar
  4. Seguro que le hizo soñar a su vieja lo que tenia que cocinar y dejó la hornalla prendida en el sueño

    ResponderEliminar
  5. Vieja...tengo un negocio que está pintado para Ud. que anda en la gilada de la nostalgia y esas cosas. Comprè en un remate judicial la octava parte indivisa de una calesita. Me tocaron dos caballos (a uno le falta la cola y al otro las crinas pero se la bancan), un remolcador (parecido al de Popeye pero sin chimenea) y un avioncito sin las alas que dan al eje de la calesita (ocupan mucho lugar). Se lo dejo a 40 pesos o canje por una bicicleta con llantas balòn (es oferta de amigo a amigo)....Si està
    de acuerdo me chifla y me lo manda por Western Union...

    ResponderEliminar
  6. Razorback... cada vez que pienso en usted hay una pregunta que me carcome... ¿qué he hecho yo para merecerlo?

    (35 mangos si me consigue la sortija original, no la crackeada que llegó a circular por ahí)

    ResponderEliminar
  7. Ok. Conde...trato cerrado por 35 mangos. Ud. lo manda la mosca por Oca y una vez recibida por quien le escribe , dentro de los 365 dias recibe el Pack mas la sortija original

    ResponderEliminar
  8. Uy... qué tipo jodido que es usted para negociar, durísimo...
    Ahora, ¿365 días?... mi infalible intuición comercial me alerta de que quizá pretenda caminarme. Mande una prueba de vida de la sortija (original edition pro) y yo le mando una foto de mi mismo sacando los 35 mangos del cajero automático. Sí, sonriendo incluso.

    ResponderEliminar
  9. Ominoso, creo que esto es lo que me sucedió con su texto. Los deseos de un lactante, el completo egocentrismo y su omnipotencia imaginaria son buen material para crear estos climas. (niño perverso-poliformo).

    Muy fuerte, Conde. Estupendo.

    ResponderEliminar