lunes, 19 de enero de 2009

Reagresión


"Ser consciente es tan inútil como vaciar el alma cuando ya pasó el último tren", le había dicho ella, y él no se animó a completar "y encima hace un frío de cagarse", porque le conocía las miradas, pero más le conocía esa franja de emoción que se reservaba para los adioses perpetuos que encadenaban.

Quería respetar.
Sus manos envueltas en la bufanda y el pálido pestañear para domar montañas de únicas derivas, de salvas impolutas, de labios que nunca fueron. Si recordaba el sabor de su saliva se sentía culpable de extorsión, porque ella lo sabía y tanto bastaba. Si olvidaba su nombre honrado, se divertía mucho con la furia calendaria que encendía hasta los semáforos, parecía. Si se rendía ante las paredes de impiedad los sobrevolaba el aburrimiento en rasante insulto, óxido de cinismo que abandonaban ahogando la noche en vino. O no.

"Sé consciente. Es inútil", sentenció ella la última vez que la vio. La puerta del tren se tragó su espalda (que nunca se voltearía, juramento) y el alma de él estornudó una regresión de karma vetusto.

Ella también se llevaba el vacío.

2 comentarios:

  1. Por lo menos si se hubiera llevado lomitos... pero justo vacío prefirió llevarse???

    Besos y asados

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  2. Auspicia este post la Asociación para la Lucha contra el Síndrome Urémico Hemolítico.
    Y de paso vaya nuestra solidaridad para con ellos, puesto que les acaban de prohibir por chusco un jingle muy exitoso que habían compuesto y que decía :"Señora, no se la coma cruda..." Una verdadera injusticia.

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