viernes, 24 de abril de 2009

Blanca


Se acostó desnuda en mi cama y mirando el techo dijo.
—Hacé lo que quieras menos penetrarme.
Cuando supuso que apenas me había movido agregó.
—Y si preguntás el porqué, me visto y me voy.
Dieciocho minutos más tarde miraba fijo sus ojos cuando empezó a jadear. Y luego a gritar.
No conocía su piel. Unicamente imagen flotando entre ambos.
Sólo llevaba por vulva una mirada abierta de par en par. Lloraba demasiado para ser real.
Acabó por secarse. Derruida, opaca y cansada me pidió volver a nacer en el escepticismo del amor.
La miré una última vez. Dije.
—No te voy a pedir lo que no tenés, no te voy a dar lo que no querés.
La tarde se olvidó rápido de nosotros. Y cada vez que vuelvo a acostarme en esa cama me pregunto si realmente se habrá ido.


lunes, 13 de abril de 2009

Canción de amor


Sos responsable ante el desierto en llamas, abierto y claro a la luz sentida de la noche.Suero encarnizado de la supervivencia, ruega por nosotros, santa parte del vos.Voy a hundir mis futuras muertes en este pozo en llamas y a esperar la cosecha de naceres ardidos, seré la obstetra de los paraísos por venir.No es que insista, pero se debería de terminar todo esto con una sincera fiesta indebida. Veo mis pezones arder como fósforos en perpetua ignición y me creo detenida en el seno de una desilusión. O en dos. Y no hay cielo que ocupe más que lo que tu sonrisa desarma en mi.O ¿hasta cuánto?, manto sobre las llamas, agua sobre las heridas, ¿hasta cuánto? Voy apagando lo líquido y enterrando futuros naceres desprovistos de un vos. Voy, desandando la tempestad y reiniciando el fruto. Voy... y vos.

miércoles, 1 de abril de 2009

Horizonte

Salgo al jardín y llueve.
El aire es un accesorio traído de oriente 
y las voces dentro de mi cabeza 
saben el precio, pero se lo callan.

Vos dormís. Y llueve.

Miro las hojas mojadas y pienso en tu piel.
El jardín es un vacío de estrellas 
oxidadas en septiembre.
Te miro por el ventanal y sé que soñás 
otra vez con ese cabalgar. 
Y tus brazos apuntando al sol, 
y tus párpados bajando el cielo hasta la arena, 
y tus piernas logrando que el mundo siga girando.

Como ahora, 
que la lluvia logra que desoiga las voces 
dentro de mi cabeza, 
las que me dicen qué hacer con el aire. 
El que se escapa.
Y el otro.
El que me dejará amarte.