martes, 8 de diciembre de 2020

Ascensión del pan en el silencio


(Sacó un pan de la basura y se lo comió).

Las palabras sonaban a helicóptero. Salían de su boca y ascendían. En círculos se desplegaban y sus significados se ampliaban. Parecían rodearme. Salían palabras rítmicas, miraba sus ojos agrandarse y podía ver cómo cada aspa giraba a mi alrededor generando ese viento seguro que siempre supone tener razón.

(No vi venir al tren. Confundía la locomotora con el helicóptero).

Y un redoble lento de tambor. Como de ejército alejándose. Una marcha de soldados cansados en un atardecer que les suena ajeno. Así eran las palabras. Ajenas. A pesar de que lo que salía de su boca era para mi, claro. Cada redoble una frase y un significado en el ritmo constante, como si la distancia equivalente entre cada palabra las volviera siempre veraces. Imposible callar al tambor. Las palabras marchaban y me miraban, alejándose, entendiendo que ese atardecer merecía sus significados más que yo. 

(¿Van a detener a la locomotora los soldados, o se acabará antes el pan?)

Entonces, el traqueteo del tren sobre las vías se podía identificar como las comas entre las palabras, el silencio entre rueda y rueda que suspende la vida esperando que el próximo significado aplaste, arrolle, atropelle. No se detiene su boca ni frenan sus palabras. Ningún tren puede detenerse jamás. Ninguna locomotora es capaz de callarse. 

(Nadie ocupó mi cuerpo luego de que yo dejara de hablar).

Dejé el pan en la basura, sin comer, y me alejé de la estación. Era mejor esperar que el helicóptero pase. El silencio, esa tarde, era el más sanguinario ejército posible.

4 comentarios:

  1. Qué bueno leerte después de tanto tiempo, Pablo. Final punzante y conciso, como a mí me gusta! Tus metáforas complejas son una maravilla. Espero más, siempre más.

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  2. Gracias, amiga. Trataremos de que no pase tanto tiempo.
    Abrazo grande!

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  3. Qué bueno, tanto como esa cosa que llamamos viento... tan necesaria.

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  4. Gracias, querido Anónimo de las 19:06:00 GMT-3. Sin embargo no sé si el viento es tan necesario. En este blog (mirar el título, por las dudas) somos fans de la lluvia y a veces el viento barre con esas amables nubes que nos hacen beber jugo de cielo. Es decir, ojo... no sea que este foro de comentarios acabe en una trifulca entre Llovedores y Ventoleros. Digo, nomás.
    Gracias por pasar!

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