en el disturbio cargado.
Ahueca variopinto el ícono despintado
de un cerrojo lucero
en la punta más plana de la vértebra,
cara, espejo, (desinflar de excusas)
ahuyentar sinsabores sazonados
de un caleidoscopio de escaleras
encrespadas de hambre:
alimentar
cada peldaño de infantil soberbia
con la altura fractal de un faro,
ensombrecido
en el plenilunio aletargado
que duerme cansino,
cerrado,
soñando el final del cielo
dibujado en la diéresis de su hambre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario