Creer
en la importancia
de ser mediado
por la incredulidad y la fiebre
hilvanando la lógica
con el desánimo que baja
todo párpado hasta el cielo
donde se recostaron
las creencias
más falaces
que lograron caer
involuntarias
desde la punta de los dedos,
es un desayuno periódico
que inserta un helado riel de acero
en medio del pecho
para que luego
en algún momento espejado del día
el tren de sentires innominados
atraviese todo corazón posible
dejando cicatrizar al escepticismo
solo
amargo
y vuelto un ruego.
Y al final del día, creer es intolerable, prácticamente tóxico. Gana con creces el escepticismo, desgarrándonos en canal sin pedir permiso.
ResponderEliminarPero he leído en alguna parte, que aún hay luz, que sí, que se puede. Adelante con todo pues.
Me gustó eso de "desgarrándonos en canal", no deja dudas de lo gráfico.
ResponderEliminarY sí, claro que hay luz. Ya lo he dicho, nadie cuelga tantas guirnaldas para luego tirarlas a la basura sin más.
¡Gracias por pasar!