lunes, 18 de septiembre de 2023
Ese jueves
Ese jueves
el almirante torció su boca
y el espejismo de siempre
se hundió en el mar de verano
sembrando la siesta.
Dibujó en el cielo un ovillo,
el piloto cerca del sol,
mirando, sin entender,
temblar su mano izquierda
y su reloj dar las quince.
Ella lavó el último vaso
en la cocina sin luz
y respiró la tristeza
de la tarde quebrada en hielo.
—Van a sonar las campanas
antes de la lluvia de las quince,
y debemos dormir sin el cielo
antes de la inundación.
Miró la puerta de la iglesia
y sus manos, vacías de arrugas;
empujó el vientre en un sesgo
de giro fatuo y de agua bendita.
Le daba lo mismo la escalera,
en lustre de años manifiesta,
que un derrumbe de sogas
en gritos áuricos de tarde.
Y el diario en sus manos quema,
erguido de alturas en letras profanas.
Nació un jueves de tarde
y partirá en el silencio agradable
de un guion, una coma o un punto final.
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