miércoles, 19 de marzo de 2025

Cenizas de voz silenciada


Y las luces perdidas en la noche de la ciudad. Espaciadas, como si juntas se apagaran. Sobrevolando en la interna complacencia de saber que el día volverá. Sobre el rumor indecible que lleva la madrugada como motor y salvataje de soledad. Versos que escuchan los solos, rimas que llevan la métrica del inútil cambio de luces de cada semáforo, abandonado de todo auto. 

Y, cada luz, una ventana. O incluso algo peor. Pero, sobre todo, el desgarro de saber que flota en cada punto luminoso de esa red la sospecha de una historia. Cada ventana iluminada, un sueño que eligió eludir el sueño. Pero también el despertar. Alguien calla lo que otro piensa. Alguien dibuja con las cenizas de su voz silenciada. Alguien toma su decisión sin saber que es la última .Alguien aburre recuerdos en un desfile convocado para no sentir más el espanto. Alguien imagina el mañana como si el sol fuera a atenderle el teléfono. Y alguien escribe, por último, el entrañable comienzo de lo que nunca acabará de amar. 

Y, si pudiéramos unir con un trazo de deseo cada punto de luz nocturna, cada ventana con su madrugada esfumada, y mirar desde el cielo la figura formada con todas esas líneas, entenderíamos cuál es nuestro rostro ante la Luna.

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