martes, 8 de septiembre de 2020

Lo que no está


Cobra la ausencia un giro, intermediado por un centenar de respiraciones entrecortadas de dudas sensatas que no aciertan a seguirla.
En un bosque de reclusión indemne de imagen, lo último ausente en la existencia elige bailar girando entre la nada. 
Carece de imagen. Ninguna mirada envuelve el espiral de su aliento. No es percibida, conocida, ubicada, descripta. Pero baila. 
El bosque sabe que no debe mirar, y mucho menos entender su acto. Sabe que para que una ausencia sea, no se debe hacer presente jamás. Y entenderla es presentarla. Se limita al olfato, a guiarse por el aroma del aire que desplaza su giro. Cada vuelta una cadencia de aroma, cada movimiento una marea que desliza ideas transparentes en el bosque.  

Se acuesta a dormir. Por primera vez en su ausencia. 
Al bosque le gustaría consolarla, porque ella llora un fin anticipado de sueño, presencia y despertar, pero sabe que ignorarla la mantiene viva. 
El giro se aquieta. Lo último ausente en la existencia se duerme.

2 comentarios:

  1. De la misteriosa belleza de lo ausente.
    Continúan los aplausos.

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  2. Gracias, Anónimo!
    Se me pasó oportunamente responder este mensaje, mil perdones.
    Abrazos.

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