sábado, 26 de septiembre de 2020

Un decápite


Arriba al puerto secando la griega
proa que supo calzar entre sus hombros,
dando terror y hasta sangre pasionaria,
en un decápite tan húmedo que abraza.

Si de cruzar el Egeo lograra hablar,
de su firma iracunda y de su Nubia escarlata,
derramaría gavias cual páginas en blanco
enlodando el muelle de peces falaces.

Mas sus ojos gimen en mortal silencio
y su testa yace, honrando sus brazos.
Seca de todo filo y de toda yerra,
su proa es tan griega como su voz ocaso.

Arriba el marino, ateo en Dios barco, 
un Coloso de Rodas que reza, arrodillado.
Incendian el aire las sirenas todas.
Cierra sus párpados, al fin, la egregia proa.

4 comentarios:

  1. Veo que hoy estuviste inspirado. El poema es muy musical, dan ganas de leerlo en voz alta (como debe ser).

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  2. Gracias. Nos dimos un paseo por la hermosa tierra helena y hacía falta esa música para cantar semejante historia que haga "perder la cabeza"...
    Abrazo!

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  3. ¡Gracias, Anónimo de las 17:13:00 GMT-3!
    Llega lindo el cariño de esos aplausos.
    Abrazo.

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