miércoles, 12 de agosto de 2020

Al darle el sol


Sos espejismo. 
Pájaro de plumas aceradas convocando al invierno en los túneles cavernosos de las arterias deformadas. Duele el sol cuando se replica tantas veces como desiertos hemos criado. 
Sos obnubilación de gas sabor almizcle en la aurícula que confronta con la malasangre. 
Decile al retorno venoso que ubique cada carcajada en su alvéolo correspondiente, porque yo no me voy a hacer cargo de lo hipertenso de tu júbilo al caer la noche. 
Desde el infinitesimal microorganismo, que aloja en uno de sus poros una pluma acerada que el pájaro dejó caer y que al darle el doloroso sol se convirtió en un alma, me dicen que ya nos vamos.

2 comentarios:

  1. Podemos conservar el espejismo, incluso percibir el alma...
    reinventamos un espejismo aunque haya que irse. Gracias Pablo.

    ResponderEliminar
  2. Siempre hay que irse. Ese irse está grabado a fuego en nuestro mismo llegar.
    Así que sí, todo lo que podamos reinventar tiene sentido.
    ¡Gracias por pasar!

    ResponderEliminar