jueves, 6 de agosto de 2020

Sin beso por delante


Airado de ala y corriente 
en aire de hermetismo,
de giro filigranado,
entrega su óleo al amanecer
deshojando colores como honras
que caen al parir forma y ceguera
cuando,
salir al celo del lienzo aturde;
cuando,
los labios del pincel se estrellan,
sin beso por delante,
en un maniático derrotero
de esa piel peregrina que se dibuja
sola
a sí misma.
Así
el último de los colores
será la tierra sobre su memoria.

La felicidad es un lienzo blanco
que lleva su firma 
por toda estirpe.

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